Siendo sinceros, no siempre es fácil realizar algún escrito importante; la mayoría de las veces vamos a consultar diversas fuentes con las que estemos de acuerdo, y tengan relación con lo que vamos a desarrollar.
Pero en este mundo en el que vivimos, las personas prefieren optar por “copiar” lo que otros ya hicieron en lugar de poner a girar la ardilla, y realizar las cosas de manera propia.
Tal es el caso de nuestro querido presidente Enrique Peña Nieto, quien plagió párrafos de diversos autores, para la tesis con la que obtuvo el título de la Licenciatura en Derecho.
No es el único caso de plagio en materia política, hace algunos años Pál Schmitt, quien fuera el presidente de Hungría, renunció a su cargo después de darse a conocer, que plagió parte de la tesis que presentó para su título de doctor.
Y de igual forma sucedió con Karl Theodor zu Guttenberg, Secretario de Defensa alemán, quien había logrado destacar dentro del gobierno de Angela Merkel, y que posteriormente solo consiguió ser conocido como el “ministro de cortar y pegar”.
En la categoría de “tesis plagiadas” también Vladimir Putin tiene su lugarcito, al ser acusado por investigadores del Instituto Brookings, de copiar parte de su tesis sobre economía, de un documento de la Universidad de Pittsburg.
Otro tipo de plagios que se han presentado, es en los discursos políticos, como el reciente caso de Melania Trump, a quien acusaron de copiar líneas del discurso de Michelle Obama.
Y así la lista continúa, pero sabemos que no dejará de pasar. Irrita que quienes gobiernan nos quieran ver la cara de idiotas, y también que la mayoría de las veces no pase más nada que las burlas, sobre todo en México. ¿Qué creen que debería de pasar en estos casos?