En un marco de enorme convulsión política en el país, debido a los escándalos de corrupción de diversos funcionarios públicos, surge un debate que llama a la opinión y pone el foco en temas secundarios.
Durante una comparecencia con diputados, en torno al Cuarto Informe de Gobierno, el secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda Nava, fue cuestionado por la legisladora de Morena Araceli Damián, quien lo acusó de aportar cifras inexactas sobre la pobreza en el país.
El funcionario le contestó que necesitaba estudiar psiquiatría para comprender lo que le estaba diciendo, ante lo cual, la respuesta de las bancadas opositoras fue por completo negativa y en un tono que exigió la disculpa del titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Viéndolo de manera panorámica, hay cierto intento por parte de los diputados federales por llevar el foco de atención hacia temas, como la cuestión de la equidad de género, que más allá de rematar en legislación, caldean los ánimos y generan un ambiente de tensión política, bastante poco útil en estos tiempos.
Además, es muy delicado ponerse siempre la bandera de la equidad de género, para intentar ganar una discusión. Justo en el marco del «Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres», irónicamente los legisladores federales usan el tema, sólo como un pretexto para rechazar las estrategias del Gobierno Federal y acusar a los miembros del gabinete, en este caso Miranda Nava, de ser sólo operadores de la política de Enrique Peña Nieto.
¿Qué habría sucedido de ser un hombre quien el cuestionara los datos al funcionario?, ¿habría causado la misma polémica la respuesta de Miranda Nava, so pretexto de preservar el respeto hacia el legislador en cuestión?
Más allá de la connotación de misógina que se le dio a la discusión, es importante observar la facilidad con que el debate se desvía, de lo que en realidad debería trascender. En este caso, Miranda Nava estaba refiriéndose al condicionamiento de programas sociales durante las elecciones, ante lo cual propuso establecer mesas de seguimiento en todo el país, a fin de evidenciar este tipo de actos que, dicho sea de paso, provienen, prácticamente, de todas las fracciones políticas.
Finalmente, y en el mismo tono, hay que recordar que, desde hace unos meses, el presidente Enrique Peña Nieto ha estado realizando cambios a su gabinete; estrategia electorera para 2018, o no, eso sí que ha disgustado a varios personajes de la oposición, principalmente al albiazul, que además, en los últimos días ha visto colgar sus “trapitos al sol” de la mano de ex gobernadores como Guillermo Padrés Elías, acusado de fraude y lavado de dinero, entre otras cosas.
En razón de lo anterior, la llegada de Luis Enrique Miranda a la Sedesol, también ha levantado cierta polémica entre los sectores populistas de la política mexicana, quienes desde que entró, lo han acusado de estar en el puesto, no por su experiencia, sino porque podría perfilarse como próximo candidato a la Presidencia de la República por parte del PRI, acusación que él ha negado de forma rotunda.
Si ya por si sola, la política en México irrita y da coraje, es todavía más irritante ver cómo utilizan temas clave, que tendrían que tomarse con mucha seriedad, como la equidad de género, para crear un chisme político haciéndolo, además, para disgregar, crear polémica y obviamente quitar la mirada pública de lo que en realidad está sucediendo en el país, y que todos tendrían que saber.
Es irritante ver. cómo cuando hay que hablar en serio de la equidad de género. los políticos parecen ciegos, mudos, sordos y atados de manos. Pero si hay que poner el dedo sobre la llaga y sacar a relucir sus malos manejos, entonces todos cargan con la bandera de la igualdad y se creen que hacen patria, por defender a la nada.