No es novedad que cada día que pasa, nosotros mismos restamos un día (si no es que más) de vida al planeta y, por obvias razones, también a la humanidad; pero hay cadenas comerciales que, con el simple hecho de abrir un nuevo establecimiento, atentan, de sobremanera, contra el ecosistema, y eso sí que irrita.
Con esto no tratamos de justificar a todas las personas que no cuidan el ambiente, que tiran basura o hacen otras actividades, que repercuten a este tema, pero lo que sí es una realidad, es que el daño no es tan grande.
Dichas empresas destruyen todo a su paso, con tal de incrementar su negocio y ganancias, no les importa nada y es algo verdaderamente irritante, pero lo es más, que esto les sea permitido, que de buenas a primeras “tengan los permisos” para llevar a cabo su proceso de destrucción del planeta.
O digan ustedes ¿qué es más importante, una cafetería, un local de comida rápida, etcétera, o unos árboles que nos brinden el oxígeno, que nos es tan indispensable para vivir?
Irrita que los empresarios lleguen y se sientan con el derecho de talar algo tan vital para todos, irrita que nadie haga nada al respecto, y que no le den la importancia necesaria, a la problemática ambiental. Irrita que solo vean su beneficio económico y que nosotros mismos seamos parte del problema, por consumir en dichas empresas.
Y es que no solo es la tala indiscriminada de árboles, sino toda la contaminación que una empresa puede generar, como contaminación tecnológica y hasta desechos industriales, mismos que siempre están “por debajo del agua”, en ambos sentidos.
En nuestras manos está tener un mejor mundo, o que por lo menos nuestro entorno sea un poco mejor, recuerden que, por más pequeño que sea lo que hagan, cuenta.