Si son fanáticos de Los Simpsons, sin duda ubicaron rápidamente el título de esta entrada (si no, les dejamos el vídeo más abajo); y es precisamente de corrupción, el tema del que hablaremos hoy, porque es bastante irritante.
Entiéndase que, de acuerdo con la RAE, corrupción es la acción y efecto de corromper o corromperse; entonces les preguntamos si ¿ustedes creen que el poder corrompe a las personas, por mínimo que éste sea?
Al hablar de corrupción es inevitable pensar en los políticos mexicanos, llámense diputados, senadores, secretarios de alguna dependencia, presidente, etcétera, que sin deberla ni temerla, se pasan las leyes por el arco del triunfo y hacen, roban y deshacen, a diestra y siniestra.
Pero, ¿cuántos de ustedes no han dicho “si yo estuviera en el poder, haría las cosas diferentes” y cuántos más han aplicado la de “si yo estuviera en su lugar, haría lo mismo”? Quizá es algo que solo dicen “de dientes pa’ fuera”, sin embargo, no saben realmente qué pasaría.
No obstante, los ciudadanos no se libran de caer en la corrupción, no por no tener un cargo político están exentos de corromperse, y hacer aquello que siempre juraron no hacer, aquello de lo que siempre se quejaron, aquello de lo que siempre estuvieron en contra. Incluso, no teniendo un cargo que les diera cierto poder, porque, hasta dando mordida, están contribuyendo a la corrupción.
Irrita que la sociedad solo se ocupe en criticar la podredumbre del país, sin darse cuenta que también es parte de ella, irrita que se justifiquen diciendo “no es lo mismo, yo no le robo a los mexicanos miles de pesos”, irrita que la misma sociedad sea incapaz de cambiar, y continúe dando un mal ejemplo a las generaciones que siguen.
El día que dejemos de justificar nuestras malas conductas, en todo sentido, es cuando quizá empezaremos a ver un cambio en el mundo entero, mientras, dudamos enormemente poder vivir para contarlo.