Bien sabemos que las personas de las tercera edad son un sector de la población que se encuentra más vulnerable que cualquier otro, y por eso mismo el gobierno debería ofrecerles lo necesario para llevar una buena calidad de vida, ¿no creen?
Pero como bien sabemos, en México –lamentablemente– entre más necesites, menos tienes; es por ello que los adultos mayores pueden llegar a ser todavía más vulnerables, y como pinta el panorama ni ganas dan de pasar los 60 años.
La pensión laboral es un pago que alguien obtiene de por vida, cuando se cumplen cierta cantidad de años laborando, pero solo el 25% de la población mayor la recibe, de acuerdo con un análisis del Instituto de Investigaciones Económicas, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Y la situación puede complicarse más para las mujeres ya que son quienes, a pesar de su posicionamiento, menos reciben una pensión al no haber tenido un empleo. Sin embargo, las condiciones suelen ser lamentables para ambos géneros.
Los servicios brindados a la gente mayor son escasos, y sí, se han creado programas de apoyo a estas personas, pero la calidad es bastante baja; requieren dinero pero no solo eso, contar con seguro médico es casi imposible para algunos, sobre todo que gran porcentaje también padece enfermedades crónicas, que requieren medicación de por vida y les es imposible tenerla.
Irrita que el gobierno realmente no se preocupe por la gente mayor, irrita que los beneficios y mejores servicios para ellos, se queden en propuestas de campaña de algunos políticos, solo para ganarse sus votos, irrita que los escasos servicios o programas de ayuda que llegan a existir, sean de mala calidad o que no lleguen a quienes más lo necesitan, irrita que incluso sean discriminados por la misma sociedad, solo por el hecho de ser más grandes y ya no tener la misma actividad que alguien más joven.
¿Ustedes cómo son cuando ven una persona adulta mayor? ¿Le ceden el asiento, le ayudan a cargar sus bolsas cuando llevan muchas, le ayudan a cruzar la calle? Quizá no sea solo cuestión del gobierno, sino también de la sociedad misma, que muchas veces no tiene respeto por la gente.