Las lluvias registradas en la segunda mitad de junio de 2017 evidenciaron una vez más la falta de infraestructura hidráulica en la Ciudad de México. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las lluvias de los dos últimos días de junio equivalieron a dos meses de lluvia en la ciudad.
El SMN registró, de abril a mayo de 2017, una precipitación de 79 milímetros; en dos días de junio apuntó 75 milímetros, apenas cuatro milímetros debajo de lo que cayó en 60 días.
Aunque la basura tirada por los transeúntes ha sido señalada, con justa razón, como culpable de las inundaciones que paralizaron la ciudad en aquellos días, ésta sólo es una pieza de un rompecabezas más amplio y complejo.
Investigadores de Ingeniería Hidráulica de la UNAM han señalado constantemente los riesgos de la urbanización, sin una infraestructura pluvial eficiente; sobre todo en un valle como el Valle de México, donde el agua se acumula más rápido.
El sistema de drenaje profundo de la Ciudad de México tiene más de 40 años de antigüedad, tiempo en el que la metrópoli no ha dejado de crecer su mancha asfáltica.
Hace nueve años se anunció el Túnel Emisor Oriente, cuya principal función sería llevar al agua pluvial de la Ciudad de México hacia Hidalgo, específicamente el Río Tula. La fecha de inauguración se estipuló para el 2012; pero hasta la fecha (2017) sigue en construcción.
De acuerdo con una solicitud de información por parte de un particular, hasta febrero de 2017 la Conagua ha invertido 17 mil 533 millones 996 mil pesos en la construcción del Túnel Emisor Oriente.
Anticipando una andanada, por parte de la opinión pública, el titular de la Conagua, Roberto Ramírez de la Parra, realizó una visita a la construcción, apenas dos semanas después de ocurridas las inundaciones de la Ciudad de México.
Aunque dijo que las obras van en tiempo y forma, lo cierto es que el Túnel Emisor Oriente lleva el 75 por ciento de avance a pesar de tener tres años de retraso.
Por ahora, Miguel Ángel Mancera ni se ha inmutado en dar una palabra sobre el retraso de esta obra, que en junio demostró ser muy necesaria para evitar un colapso en la movilidad de la ciudad; ha preferido jugarse su capital político en la Línea 7 del Metrobús.