Muchos adultos arriba de los 27 años, podrán decir que vivieron la mejor época cuando fueron niños, que su niñez fue increíble y que les gustaría regresar al menos una vez a ese tiempo, y volver a disfrutar todo aquello que los hizo felices; esperamos que la mayoría de ustedes, sean parte del personaje que eso cree…
Desafortunadamente, en México (y seguramente pasa lo mismo en muchos países, incluso del primer mundo) no todos los niños corren con la misma suerte, no tienen la fortuna de, en primera, tener una familia que los ame y un techo decente en donde vivir, es decir, que viven en pobreza e incluso tienen que trabajar para poder comer algo, ya ni pensar en divertirse.
Pero en otras circunstancias, se podría decir que el tipo de entretenimiento ha cambiado para los infantes, hoy en día, gracias (o no) a la tecnología, que ha beneficiado mucho a su educación y también a la forma en que podrían pasar sus ratos de ocio, pero ¿qué hay de aquellos que no tienen acceso siquiera a esta educación, o cuando el uso de la tecnología, por parte de ellos, sobrepasa los límites?
Muchos valores se han ido perdiendo, por eso también, aunque sea difícil de creer, la tecnología les ayuda, pero si no es empleada de la manera correcta, también puede ir mermando su educación, tanto en el sentido personal, al volverse groseros hasta con sus padres, al no obtener el aparato electrónico que desean y en el momento que lo desean, hasta en el ámbito escolar, distrayéndolos de sus actividades y aprendizaje.
Bueno, y qué decir de la alimentación, el índice de obesidad infantil en México es sin duda más alto que hace unos 5–10 años, y es un resultado de la mala alimentación, entre otros factores, como la falta de tiempo de los padres para preparar comida saludable, y optar por una opción más rápida y dañina para ellos.
Aunque por otra parte, también se ha puesto de moda, por así decirlo, llevar una vida más saludable en cuanto a alimentación y ejercicio, y los padres jóvenes pueden transmitir esos hábitos a los niños, lo cual al final resulta un gran beneficio.
Al final, todos esos problemas o malos hábitos, recaen en la economía familiar, misma que hasta puede resultar en violencia contra los más pequeños (como forma de desahogo, “se desquitan con ellos”), y puede llegar a ser muy irritante; es cuestión de hábitos y educación, pero también pesa no tener el dinero suficiente para esto y aquello, ¿no creen?