Junio de 2017 es el año más violento desde 1997, año en el que comenzaron a registrarse las cifras de homicidios dolosos en el país o al menos los casos denunciados, porque hay un enorme abismo que las estadísticas no alcanzan a contar.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en lo que va de 2017 se han registrado 12 mil 155 carpetas de investigación por homicidio doloso; pero esos sólo son los casos denunciados.
Por su parte, el Informe de Víctimas de Homicidio, Secuestro y Extorsión 2017 revela que en ese mismo periodo se han contado 13,729 personas asesinadas en lo que va del año; cifra mayor que sí cuenta el número de individuos, no sólo el número de casos.
Desglosando esta cifra en meses, junio tiene 2,566 carpetas registradas, volviéndose el mes más violento desde 1997, ni siquiera los 72 meses del sexenio de Felipe Calderón lograron llegar a esos números; 86 víctimas diarias, en promedio.
Resulta curioso que entre los cinco estados con más homicidios, en junio de 2017, se encuentren Veracruz, Estado de México, Baja California y Chihuahua; de esas, tres entidades tuvieron elecciones recientemente.
El cambio de gobernador trae consigo un movimiento en los poderes fácticos de las diferentes entidades, lo que promueve la violencia; eso aunado a las amenazas que corren por las urnas el día de las elecciones.
De acuerdo con Alejandro Hope, especialista en temas de seguridad, la principal causa de esta escalada de violencia es la impunidad que subyace en gran parte de los casos registrados.
Hope señala que esta impunidad nace porque los gobernantes tienen muy arraigada la idea de que los episodios de violencia se dan “entre ellos”, es decir, entre personas que están involucradas de una u otra manera con el crimen organizado, en cualquiera de sus manifestaciones.
Y se remite a las pruebas; en un artículo escrito para el diario El Universal, cita al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y al exgobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, quienes, en sus respectivas declaraciones, desestiman que entre las víctimas de violencia haya civiles.
Esta perspectiva, según el especialista, fomenta la impunidad, lo que a su vez genera un efecto dominó en el aumento de la violencia.
Lo peor no es que junio sea el mes más violento, hasta ahora; sino que esa cifra, dadas las condiciones actuales del estado de derecho, es perfectamente superable.