Hace una década, más de la mitad de las carreteras federales del país no alcanzaban los estándares internacionales de calidad, así lo revelaba la Dirección General de Conservación de Carreteras (DGCC), a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
En este contexto, en abril de 2013, el gobierno de Enrique Peña Nieto presentó el Programa Nacional de Infraestructura (PNI) que contempla, entre otras cosas, la construcción de 90 carreteras, 46 autopistas y tres trenes de pasajeros.
En diciembre de 2016, el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, dijo que el PNI llevaba un avance de 60 por ciento y que, añadiendo las obras que actualmente están en construcción, el avance sería de 93 por ciento.
Sin tomar en cuenta la latente corrupción que puede haber detrás de todos los procesos de licitación, que Ruiz Esparza ha efectuado en el marco del PNI (como el sonado caso de OHL), lo cierto es que hoy en día, todavía la Red de Federal de Carreteras sigue en mal estado.
El PNI ha centrado sus esfuerzos en mejorar la infraestructura construida con particulares, es decir, aquella que cobra peaje; sin embargo, aquellas carreteras libres de cobro no han tenido la misma atención.
De los 40 mil 702 kilómetros que conforman la red, 30 de cada 100 kilómetros tienen deterioro superficial. Información de la propia SCT confirma que en los últimos seis años, el estado de las carreteras ha empeorado; desde el 2012 se han dañado 800 kilómetros de caminos, por falta de mantenimiento.
Aunque la inversión pública en carreteras ha tenido muchos vaivenes, 2017 es el año que menos dinero ha dado la administración de Peña Nieto al mantenimiento de la Red Federal de Carreteras, con 38.4 millones de pesos, lejos de los 63.2 millones de pesos de 2014 (año que más dinero recibió).
Peor aún, el poco dinero invertido ha sido mal administrado. En julio de 2017, el reporte titulado: Detalle de Programas y Proyectos de Inversión de la Cuenta de la Hacienda Pública Federal, referido por el diario Reforma, señaló que más de la mitad de las obras que debía entregar la SCT en 2016, están inconclusas, y han costado 25 por ciento más de lo originalmente estimado.
La DGCC informó este año que las entidades con las peores carreteras son: Tlaxcala, Oaxaca, Michoacán, Estado de México y Jalisco. Un descuido en la red tiene efectos colaterales que impactan en el desarrollo económico y también en la seguridad.