Este 2017, la Secretaría de Desarrollo Social cumplió 25 años; si bien su fundación data de 1958, fue en 1997 que adquirió su actual mote.
Desde su cambio de nombre, una de las principales directrices de esta Secretaría de Estado es combatir la pobreza, y desarrollar programas que apoyen a los pobres.
Sin embargo, en un cuarto de siglo la cifra de pobres no ha disminuido, pese a que se han gastado un billón 564 mil millones de pesos, desde entonces.
La evolución de la pobreza en materia de ingreso indica que, en 1992, el 53.1 por ciento de la población, vivía en pobreza de patrimonio, pues era incapaz de adquirir los alimentos y los bienes y servicios, indispensables para alcanzar un nivel de vida digno.
De acuerdo con el Consejo Nacional Evaluación de la Política Social (Coneval), en 1992, el 21.4 por ciento de la población sufría pobreza alimentaria. El organismo compara que en 2014 la cifra fue de 20.6%.
Con el tiempo, la Sedesol se ha convertido en uno de los brazos más importantes de compra de votos.
Por eso no es casualidad que en este sexenio, el actual titular sea Luis Enrique Miranda Nava, persona cercana a Enrique Peña Nieto.
A él se le achacan innumerables denuncias de compra de votos, durante las elecciones de 2017, en favor de Alfredo del Mazo, actual gobernador del Estado de México y familiar del Presidente de la República.
La secretaría fue hecha para formalizar la iniciativa «Solidaridad», de Carlos Salinas de Gortari, desde entonces, se ha vuelto una poderosa base de datos de quiénes van a vender su voto por hambre.
La Sedesol se ha vuelto un padrón nacional de personas, a las que se les puede condicionar la ayuda brindada, a cambio de un voto.
Es así como la democracia es secuestrada por la necesidad de las personas quienes, a falta de mejores oportunidades, prefieren seguir votando por quien, hasta ahora, les ha dado de comer.