Sin duda alguna, lo que ha marcado el 2018 es “Luis Miguel, la serie”, una producción de Netflix que llegó para romper los niveles de audiencia y demostrar, una vez más, que los mexicanos no son buenos en educación, en deportes o en transparencia, pero cuando se trata de chismes del espectáculo, ¡nadie les gana!
Solamente durante su estreno, esta serie fue vista por más de un millón de personas en México, sumándose los que llegaron más tarde y en los días posteriores a ver el primer capítulo de la vida del cantante.
Luis Miguel fue una estrella muy importante para la música latina, en especial en México, donde hizo una carrera musical que todavía sigue vigente, a pesar de que hace años no saca un disco nuevo o un single inédito.
Todo el mundo sabe que el público mexicano es fiel a sus artistas, aún cuando éstos, como en el caso de Luis Miguel, ya estén viejos, arrugados, panzones y sin una gota de la voz, que alguna vez tuvieron. Pero de eso, a romper las audiencias por saber los secretos de sus vidas, ya es mucha la exageración.
¿Será casualidad que el mismo año que se están rompiendo los récords de audiencia por la serie de Luis Miguel, también sean las elecciones presidenciales?
Una vez más los mexicanos cayeron en la trampa, pan y circo para que no se enteren, no protesten y voten por cualquiera con tal de no perderse un nuevo capítulo de la vida de alguien que, por cierto, ni vive en México y menos aún se interesa en el destino de sus muy pisoteados seguidores.
Claro que de todos los candidatos a la presidencia no se hace uno, pero eso no debería ser pretexto para que los mexicanos se conformaran con el menos malo de los malos. Tendrían que analizar y exigir a un próximo presidente que sí valga la pena, pero no pueden hacerlo porque están muy ocupados averiguando los detalles íntimos de la vida de Luis Miguel, su mamá, su abuelita y el perico.
Irrita mucho que los mexicanos sólo sean buenos, cuando de vaciar sus cerebros se trata, pero si se les pide pensar entonces no pueden, no tienen tiempo, no están disponibles y no tienen dinero.