En pleno siglo XXI, el trabajo infantil sigue siendo todo un tema para los países en desarrollo, un problema de salud pública que no permite a los menores desarrollarse, ir a la escuela y proveerse un futuro mejor.
Casi tres millones de menores mexicanos trabajan y la gran mayoría recibe sueldos mínimos, no tienen ningún tipo de prestación y son víctimas de la explotación, porque los empleadores se aprovechan de la necesidad.
Por más esfuerzos y recomendaciones de organismos internacionales, poco se ha hecho en México por acabar con este problema social, cuyas consecuencias pueden observarse en el progresivo y rápido aumento de la población en situación marginal.
Chiapas es uno de los primeros estados en explotación infantil, casi 200 mil niños menores de 15 años están empleados en algún sector, y la ley no vigila que se cumplan sus derechos o que, al menos, asistan a la escuela.
Al respecto, Roberto Albores, actual candidato al gobierno de Chiapas y antes senador, ha trabajado mucho para cambiar la situación.
En su puesto desde el Senado, propuso castigo de prisión para quienes emplearan a menores de 15 años, modificando la ley para que nadie en ese rango de edad pudiera trabajar. Gracias a las reformas que propuso, muchos menores regresaron a las aulas y concluyeron su educación básica, un principio que podría darles un futuro más esperanzador.
Chiapas es un Estado donde las carencias apremian, hay muchas necesidades y buena parte de la población vive en condiciones de pobreza, sin embargo, y en palabras del propio Albores, es necesaria una educación de más calidad para que los niños puedan tener un mejor futuro, se alejen de las calles y de la delincuencia, y puedan quedarse en su Estado, al crecer, sin tener que huir a Estados Unidos.
Los niños chiapanecos son una prioridad en la campaña de Albores, quien busca llegar al gobierno del Estado, para darles mejor calidad de vida, educación de primer nivel, becas y alimentación adecuada, que les permita alcanzar un futuro distinto al que les pinta hoy.