AMLO tiene una carga muy pesada, probablemente ni siquiera duerma de la presión que le ejercen más de 50 millones de mexicanos que votaron por él.

Andrés Manuel López Obrador ha regresado al Pleno de San Lázaro, para protestar como el 46 presidente constitucional de este país. Triunfando con más de 30 millones de votos, convirtiéndose en el presidente más votado en la historia moderna de México.

Obrador recibió al país este sábado con problemas económicos, la mayor ola de violencia en 80 años, escándalos de corrupción y múltiples denuncias por violación de derechos humanos. Es un legado en el que, sin embargo, no todo es negativo porque, además de estos problemas, el gobierno de Peña Nieto consiguió aprobar reformas estructurales que varios de sus antecesores buscaron por décadas.

Andrés Manuel llama a la visión que tiene de su futuro gobierno la ‘’Cuarta Transformación’’, siendo las tres anteriores: la Independencia de México, la Reforma y la Revolución. AMLO quiere que su presidencia conlleve un cambio profundo para el país.

Independientemente que si el gobierno consigue la relevancia histórica que desea AMLO, varios analistas coinciden que los objetivos que se plantea el próximo presidente de México son bastante ambiciosos.

«Es una apuesta sumamente elevada sobre lo que pudiera ser el ejercicio del nuevo gobierno.» Dijo en octubre Abráham Nuncio, director del Centro de Estudios Parlamentarios de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

«En seis años se puede avanzar un poco, pero desde el punto de vista de los intereses internacionales que gravitan sobre México, pues esa cuarta transformación, si se atiene a lo que son las directrices internacionales, sobre todo en materia de economía, quedaría un tanto lejos a la conclusión del próximo sexenio.» Apuntó el experto.

 

Mientras que muchos seguidores de AMLO ven la idea de una ‘’Cuarta Transformación’’ con optimismo, otros dudan del alcance que pueda tener esta visión.

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