Hace mucho tiempo, cientos de años, Xochimilco era el corazón comercial de Tenochtitlán, un lugar donde se sembraba y se comerciaba con toda clase de alimentos en un momento de esplendor que parecía no tener fin.
Si los aztecas vieran cómo es Xochimilco en pleno siglo XXI, probablemente llovería fuego por la ira de los dioses. Y es que ese sitio, antes corazón de la cultura prehispánica en este territorio, hoy es poco menos que un basurero.
Siendo una zona que aún se considera rural, Xochimilco guarda todavía lo que quedó de las chinampas y los canales de agua, aunque casi todo eso sirve para que los turistas se emborrachen en las trajineras y tiren sus orines a la corriente.
Sólo en esa delegación habita casi medio millón de personas, en un ambiente que se pretendió conservar como tradicional, pero que ha terminado por ser viejo, abandonado y un enorme cinturón de pobreza.
Por supuesto que aún se preserva la costumbre de sembrar en las chinampas y eso es un aliciente para quienes aquí habitan, pues producen sus propios alimentos y llevan a otras delegaciones a vender, pero ¿quién querría comer zanahorias, chícharos o lechugas cultivadas en un lago que se alimenta con las aguas negras de la Ciudad de México?
Basta con caminar un poco por esta delegación para darse cuenta que el olor a caño y basura predomina, sumándole a eso el horror que da caminar por calles que parecen cloacas sin salida, ausentes de pavimento, de alumbrado y llenas de comercio ambulante. Xochimilco también es una de las delegaciones más peligrosas de la capital y donde más personas desaparecen debido a la proliferación de bandas criminales en la zona.
El progreso nunca llegó a esta delegación, gobiernos han ido y venido, pero a nadie pareció interesarle la población, sus necesidades y su calidad de vida, so pretexto de preservar un entorno rural que más bien da asco.
En cualquier país desarrollado tener un entorno natural como lo que representa Xochimilco, dentro de una enorme ciudad, sería oro puro, un privilegio en el que se invertirían recursos para hacer un verdadero paraíso urbano. Pero como en México ya no nos importa nada, entonces hemos segregado a los más pobres y desafortunados a vivir ahí porque es barato, está sucio y apesta.
@LosIrritantes