En CDMX no entendemos nada de movilidad urbana

Algún chilango inteligente tuvo la genial ideal de crear el “ciclocarril”, un carril especial en las avenidas grandes de la CDMX al que confinarán a los ciclistas y a los camiones de transporte público.

Justo en octubre de 2019 las autoridades chilangas decidieron empezar a probar este tipo de carriles en distintas avenidas, pero sin capacitar a los chóferes sobre la importancia de respetar a peatones y ciclistas, no correr y especialmente respetar los altos.

Esta idea, replicada en países desarrollados donde el transporte público es civilizado, ha tenido mucho éxito e incluso ha conferido más seguridad a los ciclistas. Sin embargo, en plena Ciudad de México donde circulan 200 mil vehículos de transporte público entre camiones, combis y microbuses, meter a un ciclista a un carril donde circulan chóferes medio locos es condenarlo a la muerte segura.

Uno de los principales problemas de movilidad en la capital del país es precisamente que los transportistas son conflictivos, de bajo nivel educativo y tienen un desinterés absoluto en el reglamento de tránsito, pues lo único que quieren es correr para ganar pasaje.

Justamente uno de los principales detonantes de los accidentes viales en la CDMX es el transporte público, pues muchos de quienes manejan los camiones o las combis ni siquiera respetan los semáforos y diario provocan choques, atropellamientos y cualquier clase de desastres por la misma razón.

¿Cómo metemos a un ciclista al mismo carril donde corre un enorme autobús a toda velocidad y manejado  por alguien que no respeta las reglas?

También la Ciudad de México tiene el primer lugar en peatones y ciclistas muertos, más de la mitad del total de fallecidos por accidentes viales en toda la capital. Y lo peor del caso es que, justamente, los primeros involucrados son vehículos de transporte público y camiones de carga pesada.    

Claro que los ciclistas también hacen su contribución al tema, pues una buena parte de ellos tampoco respeta los reglamentos, las señales, los semáforos o los sentidos de los calles, lo que facilita los accidentes.

Es así que en pleno siglo XXI en la Ciudad de México seguimos peleando por ver quién llega primero, sin entender que no se trata de dar lugar a más autos, sino de buscar una alternativa más eficaz, más limpia y más saludable que quedarnos atorados horas en el tránsito urbano.

@LosIrritantes

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