Yo, mí, me, conmigo, así viven y sobreviven a diario 120 millones de mexicanos que, en su gran mayoría, sólo arrastran agua para ellos y fingen que el resto ni siquiera existe.
No son las instituciones ni la corrupción de los funcionarios lo que descompone al país, el peor de todos los males es que los mexicanos no han aprendido a pensar en colectivo.
En cualquier ciudad de México el tema es el mismo, la mancha urbana crece sin control porque la gente construye donde le viene en gana, hay construcciones en cerros, áreas naturales protegidas y hasta sobre las banquetas porque, al fin y al cabo, nadie dice nada. Los negocios, formales e informales, operan sin regulación, algunos hasta en mitad de la calle y quitan espacio al tránsito, lo que causa caos vial, basura, fauna nociva y descomposición del espacio urbano.
Y la lista de todo lo que hacen y no hacen los mexicanos es larga, prácticamente todo en este país es corruptible y por eso nada funciona bien.
A fines de 2019 el gobierno de la Ciudad de México invirtió millones en la modernización del sistema trolebús. Y la primera pregunta que todos se hicieron fue precisamente cuánto iba a durar ese transporte, anunciado como de primera en un país de tercera.
Y es que por mejores servicios que debieran tener, los mexicanos siempre van a echarlo todo a perder porque no conocen el respeto, la ley o los límites del comportamiento en sociedad.
¿Quién nos educó tan mal como para que pareciéramos hombres de las cavernas en pleno siglo XXI?
@LosIrritantes