Como siempre pasa en México, se hacen leyes y nunca se piensa en los que menos tienen, que suelen ser los más afectados.
A inicios del 2020 en la Ciudad de México se prohibió el uso de bolsas de plástico en establecimientos comerciales, una estrategia para combatir la crisis ambiental del planeta y mitigar los efectos de la basura sobre la salud de los habitantes.
Es así que los supermercados dejaron simplemente de dar bolsas de plástico a los clientes. Y los únicos que salieron perdiendo fueron los ancianos empacadores, cuyo único salario eran las propinas que les daban las personas por guardar la mercancía.
¿Qué pasará con ellos?, ¿les permitirán empacar en bolsas de tela o eventualmente los eliminarán de las tiendas porque «ya no son útiles»?
Se calcula que en el país hay más de 30 mil adultos mayores que laboran como empacadores, debido a que es un trabajo informal en que no requieren ser más jóvenes, tener estudios o alguna experiencia.
Y es que, recordemos, uno de los problemas que está enfrentando la sociedad mexicana actual es el abandono de las personas de la tercera edad, muchas de las cuales se quedan sin empleo al llegar a la ancianidad y perciben pensiones de miseria con las que no viven. Es así que deben buscar alternativas de empleo, aún cuando sean precarias, sin prestaciones y con bajos ingresos.
Finalmente queda sólo en los clientes el hacer el esfuerzo de dejarlos empacar en otras bolsas y darles una moneda, pues aunque es una simple propina para ellos puede significar la comida del día, medicinas, luz o renta.
@LosIrritantes