No leemos, no estudiamos y menos aún nos informamos con certeza de los acontecimientos, seguimos prefiriendo medios como la televisión o fuentes de Internet que no son confiables.
Hace un par de siglos los únicos que tenían acceso a los libros eran gente de la élite, sacerdotes y cultos, sin embargo, en estos tiempos cualquiera tiene acceso a la información, ya sea desde el Internet o en los cientos de bibliotecas y librerías que existen.
Pero la realidad es que los mexicanos no nos interesamos por la lectura en lo absoluto, cada persona en México lee alrededor de 2.8 libros por año, nuestra comprensión lectora es muy pobre y sólo el 2% de la población lo tiene como hábito permanente, mientras que en países como Alemania o España se leen en más de 10 libros al año. Y aquí otro dato indignante del país, de 108 países pertenecientes a la UNESCO, México se encuentra en ¡penúltimo lugar en el índice de lectura! Mientras sólo existe una librería por cada 200 mil habitantes y una biblioteca por cada 15 mil.

Lo que es cierto es que el hábito de la lectura debe ser inculcado desde la niñez, los expertos aseguran que lo que no se debe de hacer es forzar a los menores a leer y menos el contenido que no les llama la atención, se debe de fomentar un tiempo al día para leer con ellos y contenido que ellos elijan, ya que como consecuencia de no inculcar la lectura de manera correcta el 30% de los adolescentes entre 12 y 17 años dice que no le gusta leer, 61% que no tiene el tiempo -pero si para redes sociales o videojuegos- y 48% nunca ha conocido una biblioteca.
Si los hombres y mujeres que leen son considerados como personas más inteligentes, preparadas y cultas, ¿por qué no queremos ser así los mexicanos?, ¿no queremos progresar ni que nos consideren personas cultas? Al parecer no conocemos los verdaderos beneficios de la lectura, como el aumento significativo del vocabulario y mejorar la forma en la que expresamos nuestras ideas.

Además, se ha comprobado que las personas que tienen como hábito la lectura, incrementan su bagaje cultural, estimulan su cerebro de tal forma que se refleja en una creatividad mucho más aguda y aumentan el pensamiento crítico con el cual se hallan soluciones más innovadoras a los problemas.
Sin duda, al ser un hábito, se necesita de gran disciplina para poder lograr ser un lector frecuente. Así como diario ejercitamos nuestro cuerpo yendo al gimnasio o saliendo a correr, tenemos que ejercitar nuestro cerebro para abonar conocimientos y habilidades críticas, y la mejor forma de lograrlo es leyendo.
Tenemos que empezar a ver a la lectura como una herramienta para alcanzar el éxito debido a que leer nos vuelve más capaces, más críticos, más auténticos y sobre todo más humanos.
Y como dijo Fabricio Caivano, “La lectura adelanta el tiempo de la vida, y paradójicamente, aleja de la muerte. Leer es buscar otras realidades para comprender mejor esta realidad”.
Fuente: Diario de Yucatán, El Economista, Proceso