El tema de la despenalización del aborto es un demasiado sexy para nuestros políticos mochos, que sólo buscan ganarse el voto u obtener apoyo de sectores religiosos, grupos contra el aborto, asociaciones y otros representantes de la sociedad civil.

Deberíamos de crucificar las declaraciones de nuestros “flamantes gobernadores” que minimizan los argumentos de luchadoras sociales, feministas y grupos proaborto que sólo buscan el bien común para las mujeres.
Un claro ejemplo de declaraciones sin fundamentos son las de Luis Antonio Magdaleno, diputado del Partido Acción Nacional (PAN) en Guanajuato, él dijo: “Las mujeres que llegan a abortar pueden cursar también trastornos personales que pueden causarles adicciones al alcohol, a la droga, incluso suicidio, quedan con una cruda moral”.
En consecuencia se piensa o se estigmatiza a la mujer que aborta como borracha, drogadicta o enferma mental.

Los argumentos negativos permean las ideas de nuestros gobernantes, ellos exponen que las mujeres tienen la culpa de los embarazos y que ya hay legislación al respecto.
“Según representantes de instancias en contra del aborto, el aborto libre y seguro no es necesario y además se contrapone a la norma constitucional que protege el derecho a la vida. Según estos grupos ya existe la Norma Oficial 046 que da acceso al aborto a víctimas de violación”. Argumentos obsoletos porque hay muchos más tipos de violencia a los que la mujer se expone, pero que lamentablemente no están legislados o regulados por alguna instancia gubernamental.

Deberíamos elegir de mejor manera a nuestros legisladores, muchos de ellos sólo hablan desde la esfera misógina, criminalizan a las mujeres y también carecen de ética, principios, sentido común y empatía ante ellas que piden no ser atacadas por defender el derecho a la libertad sobre sus decisiones y su cuerpo.