Las elecciones mexicanas año con año viven un evidente recrudecimiento de la violencia, asesinatos y secuestros por parte del narco hacia los candidatos de algunos estados como Chihuahua, Nayarit y Sinaloa, entre otros.
Y es que el país enfrentó una constante lucha de poder al tener, “las elecciones más grandes de su historia el 6 de junio, cuando 93,5 millones de ciudadanos fueron llamados a renovar los 500 diputados federales, 15 de 32 gobernaciones estatales, 30 congresos locales y 1.900 ayuntamientos”. Por lo tanto, las elecciones derivaron en el afianzamiento o reacomodo territorial de grupos del crimen organizado, quienes a través de financiamiento, miedo o extorsión esperaron obtener poder político.

Sin duda estas fueron las elecciones más violentas en comparación con años pasados, recordemos que en el 2018, la consultora “Etellekt documento más de 774 agresiones o delitos contra políticos como homicidios, amenazas, secuestros, robos e intimidación en mítines”.
“De acuerdo con el informe, el número de agresiones o delitos globales registrados contra políticos por la consultora durante el actual proceso asciende a 782, cifra que supera los 774 registrados en el periodo similar del proceso electoral 2017-2018”. Lamentablemente el gobierno mexicano no ha podido frenar o garantizar jornadas libres de violencia, al contrario, podemos notar que cada elección es más evidente el secuestro, asesinato o extorsión a candidatos.

En conclusión, la renovación de una importante cantidad de puestos de elección popular se tradujo en el reacomodo de nuevos grupos del crimen organizado que a través de muerte, dinero y poder seguirán favoreciendo la explotación sexual, el cobro de piso, la venta y distribución de droga, que la 4T no ha podido disminuir.
@Losirritantes