A medida que pasa el tiempo México apoya menos a cuestiones como la ciencia y el deporte. El caso de Conacyt es ejemplar, pero no por bueno, sino porque sabemos que cada año quita más becas, apoya a menos científicos y hace sus procesos aún más burocráticos.
Al comienzo del mandato de AMLO, el gobierno federal prometió respaldar los gastos de los centros de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pero tras la eliminación de sus fideicomisos sigue sin ser cumplido y actualmente la mayoría de los centros sufren retrasos presupuestales.

Por lo tanto, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha dejado varados en el extranjero desde abril de 2021 a decenas de investigadores becados.
Tal parece que a nuestro presidente no le importa la inversión en ciencia y tecnología, sólo se empeña en “desaparecer” la corrupción.
En consecuencia, a la disminución de los presupuestos al rubro de ciencia y tecnología, “México aparece en el lugar 32 en el Índice de Preparación para las Tecnologías de Frontera 2021 elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD)”. Lugar que deja en claro que nuestro país no está preparado para adaptar, crear y distribuir la innovación y la tecnología en los aspectos más cotidianos de la población.

Y qué decir de, “La actual directora, María Elena Álvarez-Buylla, es una “científica” pintoresca que, entre las muchas tonterías que ha dicho, está una de 2015, cuando durante un seminario zapatista, dijo que “la ciencia occidental es la que ha producido los avances más deslumbrantes y, quizá, más inútiles como la llegada a la Luna”. Sin duda nuestro presidente no ha sabido impulsar el Conacyt, ni tampoco elegir a los responsables de su funcionamiento.