En México vivimos una contradicción: las universidades son de las instituciones que más respaldo tienen entre la población, pero el Estado invierte un magro 0.3% del PIB en ciencia y tecnología.
Menos del .3% del PIB de México se usa en ciencia e investigación, un dato alarmante si lo comparamos con lo que invierten en otros países.
“Aunque vivimos un momento en que se necesita más de la ciencia, los países de América Latina no invierten lo suficiente en ella. El financiamiento es de uno o 2% en algunos casos, como Brasil, pero en otros, como México, llega apenas a 0.3 por ciento del PIB, afirmó Gabriela Ramos, directora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)”.

Muchas necesidades esenciales dependen de la ciencia y los especialistas: los médicos que nos curan, los ingenieros que diseñan la infraestructura que une al país para negocios y turismo; los técnicos que atienden asuntos tan diversos como la estabilidad económica, los sistemas para enfrentar desastres naturales, la provisión de agua y electricidad. La pandemia, en particular, demostró que la ciencia y la tecnología son un asunto de seguridad nacional, de soberanía, de supervivencia.
La ciencia no es un lujo, sino una necesidad para garantizar los servicios públicos, el desarrollo económico y el bienestar de la población en México.

@Losirritantes