La historia nos ha demostrado que la mejor opción no es que los gobiernos operen las aerolíneas, lo adecuado es que sean mayormente empresas privadas por la delicadeza y la importancia de su trabajo, además se requiere de un capital enorme que no puede sólo venir del erario público.
Cuando el gobierno se involucra con las aerolíneas, el asunto se torna delicado porque se mezclan intereses gubernamentales y políticos con los propios de una empresa que debe ser sustentable y dar ganancias. Es común que a lo largo del camino una aerolínea estatal pierda su rumbo o se vea comprometida cuando hay conflictos.
A continuación, te mostraremos algunos casos con los que explicaremos por qué no es buena idea darle el control de empresas aéreas a los gobiernos.
Alitalia – ITA

Alitalia fue una compañía aérea que siempre registró pérdidas, debido a eso en 2017 el Estado italiano tomó el control para tratar de salvarla. En 2021 se declaró su quiebra total y pasó a llamarse ITA (Italia Trasporto Aereo).
Inició operaciones con 50 aviones y en lo poco que lleva en funciones, ITA ya protagonizó varios incidentes graves como un choque en el JFK de Nueva York y otro en donde los pilotos se quedaron dormidos, lo que pudo haber resultado una tragedia monumental.
Por lo anterior y los altos costos, el gobierno italiano decidió ponerla en venta, ya que además enfrenta constantes problemas con los empleados; huelgas que muy seguido dejan a pasajeros varados por el cierre de rutas y acumulan aún más números rojos.
Alitalia funcionó durante 74 años; ITA tiene 5 años en manos del Estado y ya está en venta porque se convirtió en un desastre enorme.
Yemenia Airways

Yemenia es una aerolínea estatal que apenas en 2022 realizó su primer vuelo comercial en 6 años, esto debido a que desde hace tiempo existe un conflicto armado con Arabia Saudita, lo que ha implicado constantes ataques aéreos y la muerte de miles de civiles.
Este logro tiene que ver con un acuerdo de alto al fuego que durará 2 meses.
También en 2022 un tribunal francés condenó a la compañía a pagar una multa de 225 mil euros por la muerte de 152 personas, esto por un accidente ocurrido en las costas de Comores en 2009 en el que se determinó que la empresa era responsable de lo sucedido debido a errores técnicos de los pilotos.
Aeroflot

Rusia es el ejemplo perfecto de por qué los gobiernos no deben llevar el control de las aerolíneas. El totalitarismo de Vladimir Putin ha puesto en jaque a todas las aerolíneas rusas, ya que las ha restringido al máximo, no permite la entrada de aerolíneas occidentales y adicionalmente el conflicto con Ucrania ha provocado que otros países tampoco quieran hacer tratos.
En marzo de 2022, la Unión Europea exigió que las compañías arrendadoras recuperaran todos los aviones que tenían en territorio ruso, lo que obviamente dañó las operaciones de las aerolíneas rusas que redujeron sus flotas en gran medida, además de quedarse sin refacciones porque las principales proveedoras, Airbus y Boeing, también terminaron sus tratos con esa nación.
En respuesta, Putin decidió nacionalizar más de 300 aviones extranjeros con tal de no devolverlos a las empresas europeas que los reclamaban.
SAS AB

La aerolínea estatal escandinava, nacida de tres compañías nacionales que se unieron, se declaró en bancarrota a mediados de 2022, luego de que en 2020 se hubiera reestructurado debido a las dificultades económicas que enfrentaba sumado a la pandemia. El gobierno Sueco declaró que no va a invertir ni una corona más en el capital para rescatarla.
Por si fuera poco, presentan huelgas frecuentes de trabajadores y 1.900 millones de dólares de deuda. Si no encuentran pronto una solución para pagar todo el dinero que deben, se enfrentarán a una crisis.
Air India

En 1953 Air India, en ese entonces perteneciente al conglomerado Grupo Tata, fue nacionalizada por el gobierno del país. Sin embargo, tras 69 años de ser un fracaso, en 2022 por fin regresó a manos del primero luego de ser rematada por pérdidas que superan los 9 mil 500 millones de dólares.
Después de años en los que nadie quería apostar por la compañía porque de hecho ya era un lastre para el gobierno, Tata la compró por 2 mil 400 millones de dólares.
Actualmente, su deuda asciende a más de 7 mil millones de dólares, además de que no tiene activos para pagar salarios, combustible o el mantenimiento habitual de las aeronaves.
Conviasa

Conviasa es el ejemplo perfecto de por qué un gobierno no debe poseer las aerolíneas. Venezuela es un país sumido en la crisis económica desde hace muchos años y cada una de las empresas estatales han ido cayendo.
Esta aerolínea hoy en día sólo cuenta con 15 aviones en operación, además de que tiene dificultades para acceder a refacciones debido a la situación del país y acumula deudas millonarias con aerolíneas de otros países.
Y es que las dificultades económicas, sociales y políticas han provocado que el turismo esté al mínimo, muy pocos quieren entrar al país y la población tampoco tiene estabilidad económica para viajar, a menos que sea para salir y no regresar.
¿Cuál es la situación en México?

Y ya con todo lo anterior, tenemos el caso de México, que bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador anunció que quiere operar Mexicana de Aviación, una aerolínea estatal, controlada por el Ejército y que supuestamente va a garantizar bajos precios, así como rutas aéreas hacia lugares que hoy no tienen vuelos.
Es sumamente peligroso que un gobierno controle una aerolínea, pero todavía más que se le dé un carácter militar, ya que remite a otra clase de situaciones, como la tan discutida militarización del país, que en otras naciones ha acabado en golpe de Estado y total violación a los derechos civiles de la población.
Si a esto añadimos que en realidad no es que México necesite una nueva aerolínea, por ejemplo, aquí tenemos a Aeroméxico que es la tercera mejor del mundo, Volaris y Viva Aerobus que van relativamente bien y a otras que van naciendo para dar servicios de primera. Todas esas empresas ya pagan impuestos y generan empleos para los mexicanos.
Por otra parte, el país no está para invertir en cosas superfluas como una aerolínea estatal, justo ahora que hay muchas otras necesidades urgentes como crear nuevos hospitales, escuelas, mejorar infraestructura, apoyo a la cultura, etc. Sólo el uso del nombre Mexicana de Aviación nos costaría a todos 75 millones de dólares.
No hay que olvidar la categoría 2 de México ante la FAA
En 2021 el espacio aéreo de México fue degradado a categoría 2 ante la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos FAA, lo que significa que no pasó los estándares de seguridad establecidos, así que nuevas aerolíneas no pueden venir a instalarse y las que ya están no pueden abrir nuevas rutas con el país del norte.
En voz de los expertos esto sí es una verdadera urgencia, México sólo había descendido a esta categoría en 2010 y el asunto duró 4 meses. Ahora ya va más de un año y mientras tanto la aviación en el país no puede avanzar ni crecer, está estancada y el gobierno de AMLO sólo está preocupado por gastar dinero en algo que no es necesario por ahora.
Los mismos dirigentes de la aviación en México reconocen que pese a la situación, las cifras no son nada malas, pero eso ha sido gracias al trabajo de la iniciativa privada que rema contra corriente para sostenerse, mantener empleos y no llevar al agujero a una industria enorme.
¿Qué se espera para México en los siguientes años?
Si el gobierno de AMLO no abre los ojos ante lo realmente importante e insiste en abrir una aerolínea estatal, seguro en los siguientes años veremos inundados los periódicos de notas sobre conflictos de interés, pérdidas millonarias y elefantes blancos. No hay que olvidar que el presidente ya quiso jugar al empresario antes, primero remató el avión presidencial, luego lo rifó y ahora ya no sabe dónde ponerlo, mientras tanto todos pagamos su mantenimiento.