No es una mentira cuando se afirma que las actividades humanas generan daños irremediables en el entorno ambiental, desde químicos producidos por empresas, hasta la tala desmesurada de árboles, entre otros más, pero en este momento lo que alerta al mundo es el plan que está desarrollando Japón para desechar aguas radiactivas al mar.
El país asiático ha estado elaborando un plan estratégico desde abril del 2021, el cual consiste en lanzar las aguas radiactivas que han manejado a nada más y nada menos que al mar. Estas aguas provienen de la planta nuclear de Fukushima, una de las más contaminadas a nivel mundial, la cual quedó en las ruinas tras el tsunami del 2011, será la que desechará más de un millón de toneladas de agua contaminada.

Este plan provocó una alerta sobre cómo afectarán estas aguas residuales al ecosistema donde se plantará, no obstante, el equipo encargado de este proceso comentó que el agua será tratada y diluida, esto con la finalidad de que los niveles de radiación se mantengan debajo de los tolerables para el agua potable.
Algunas de las naciones cercanas a Japón han demostrado su inconformidad y preocupación, puesto que temen que las actividades marinas, tales como la pesca, se vean afectadas por este evento.

En ese entonces, en 2021, el gobierno japonés mencionaba que el esparcimiento del agua que se utilizó para enfriar el combustible comenzaría en dos años. Ahora, a inicios de 2023, Japón ha advertido que comenzará con el lanzamiento de las aguas radiactivas, pues asegura que ya han sido tratadas y están dentro de los parámetros de la legislación nacional.
Pese a las afirmaciones sobre los niveles de estas aguas, aún, dos años después, los países vecinos de esta nación, sobre todo, China y Corea del sur, siguen intranquilos por las posibles consecuencias que esta actividad pueda traer.