Elidio Ramos Zárate trabajaba como reportero en el diario El Sur, llevaba diez años de su vida dedicándose a cubrir para la sección policiaca de dicho medio, pero injustamente fue asesinado durante el enfrentamiento que se suscitó en Oaxaca.
De acuerdo con la información publicada, el periodista fue asesinado por un grupo de encapuchados, después de cubrir el enfrentamiento, pero durante su cobertura de los bloqueos, por parte de los manifestantes de la CNTE, él y otros reporteros fueron amenazados por realizar su trabajo.
Pero no se trata del único caso, Zamira Esther Bautista, también se unió al listado de víctimas que han sido silenciadas de esta forma, al morir en manos de un grupo de hombres armados al salir de su domicilio. Junto a la periodista se encontró la siguiente nota:
Irrita saber que vivimos en un país en donde no existe la libertad de expresión, irrita que nos hagan creer que somos libres de pensar, decir y hacer lo que queremos y lo que creemos, pero al fin de cuentas, siempre habrá alguien que no esté de acuerdo y su único modo de lidiar con ello es asesinando a gente que, en este caso, solo hacía su trabajo.
En lo que va del 2016 ya son alrededor de ocho periodistas fallecidos en manos de gente que solo quería callarlos que, para fortuna o no, descubrieron hechos delictivos y lo único que hicieron fue dar a conocer la información.
Nos irrita que, pese a que el gobierno tiene la obligación de garantizar la seguridad e integridad de los periodistas, estos no puedan ejercer libremente su profesión y aquellos que lo hacen, sufren las terribles consecuencias de recibir amenazas, ser hostigados y hasta asesinados.
Gracias a esto, México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, pero lo bueno es que aquí nunca pasa nada, y cada día vamos mejor, ¿no?