Si la situación de violencia para las mujeres mexicanas ya es difícil, cuánto más no lo será para aquellas con preferencias sexuales diversas en un país donde prevalecen el machismo, la ignorancia y la discriminación.
México es el segundo país a nivel mundial donde más crímenes se cometen en nombre de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia, más de 26 al año más todos aquellos que no se investigan.
Todavía más profundo, los crímenes contra mujeres lesbianas ni siquiera tienen una estadística certera, pues se filtran entre los feminicidios y otros títulos que no visibilizan para nada el problema.
Pareciera que estamos aún en el siglo XVIII y pese a que el mundo avanza en derechos humanos, aquí seguimos creyendo que las personas no son libres de amar o de ejercer sus preferencias como les venga en gana.
Los testimonios se suman por miles, la lesbofobia no es un tema menor en este territorio y a pesar de eso nadie hasta ahora ha llamado la atención al respecto, como si se asumiera que además de vivir violencia “natural” por su género, ahora además tuvieran que cargar también con la violencia que les acarrea elegir una preferencia sexual distinta a la de la mayoría.
México es un país sumamente ignorante en temas de derechos humanos, minorías y diversidad sexual, así que no es de extrañar que la violencia que viven las lesbianas aquí sea prácticamente borrada, invisibilizada e ignorada incluso en los discursos que se dicen más progresistas y avanzados.